La piel es un órgano vital y merece el mejor cuidado. Si bien existen productos que colaboran con su protección, hay ocasiones o circunstancias que pueden marcarla.
La cicatrización es el proceso natural de regeneración de tejidos de la dermis y epidermis. Cuando una persona resulta herida, tienen lugar una serie de complejos fenómenos bioquímicos que se dan para reparar el daño. Existen tres tipos:
- Cicatrices hipertróficas: son usualmente rojas, gruesas y elevadas y pueden causar irritaciones o ser dolorosas. Su crecimiento está limitado a los bordes de la herida original. Suelen desarrollarse semanas después del daño y pueden mejorar naturalmente. Este proceso puede tardar un año o más.
- Cicatrices queloides: estas heridas son gruesas, ovaladas, con bordes del tejido cicatrizal irregulares y se extienden más allá de los márgenes de la herida original. Suelen presentar un tono rojo u oscuro comparado con la piel circundante. Pueden tardar varios meses antes de aparecer y agravarse durante el embarazo.
- Cicatrices atróficas: estas cicatrices son generalmente pequeñas y redondas. Se forman cuando el proceso de reparación es incompleto y las nuevas fibras de tejido conectivo son insuficientes después de acné o de la varicela.
Anteriormente era muy difícil eliminar cicatrices, hoy en día, gracias a las tecnologías, han surgido nuevos mecanismos que ayudan a borrar lesiones en la epidermis. No importa cuál sea el tipo de cicatriz, UNIMEL le ofrece un tratamiento con láser increíble.
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